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jueves, 9 de octubre de 2014

El Castillo de Santacara

Encaramado a un cerro cercano a la ciudad permanece erguido recortando la silueta de su Torre del Homenaje el antiguo castillo de Santacara.

Relación histórica de alcaides:
Ya en 1210, los habitantes de Santacara fueron eximidos por el Rey de trabajar en obras Reales a excepción del amurallamiento de la fortaleza y de la villa. Hacia 1280 estaba al cargo de la fortaleza el señor de Luxa; más tarde, en 1290, Jimeno Martínez de Úriz. Durante los primeros años del S.XIV aparece como alcaide Pedro de Sotes. Su puesto es ocupado en 1330 por Juan de Fierabrás, sargento de armas. En 1351, Carlos II confió el cargo a Pedro González de Lizasoain, en 1363 a Gil de Desojo y en 1366 a Pere Aibar de Solchaga, por muerte de su antecesor.
Tras la muerte de Pere Aibar, en 1375 pasó el alcaidío a su hijo Pero Gil de Solchaga; dos años después, mandó el Rey que se le asignasen los gajes sobre la pecha de la villa. Carlos III lo confirmó en el puesto en 1387. En 1391, concedió el Rey la guarda del castillo, a una con las pechas de Santacara y Pitillas, a su chambelán Beltrán de Lacarra, compensando a Pero Gil con una renta en trigo. Al año siguiente le dio 50 florines para reparar el aljibe. El castillo quedó en 1404 en prenda a favor del Rey de Aragón, como garantía de la dote de la infanta Doña Blanca que se había estipulado en los encuentros que se produjeron en Cortes y Mallén entre Carlos III y Martín el Humano, Rey de Aragón al objeto de casar a su hijo, Martín de Sicilia con la anteriormente citada Doña Blanca. Quedó estipulado en las capitulaciones que, además del castillo de Santacara, quedasen como parte de la dote los castillos de Gallipienzo, Murillo el Fruto y Arguedas .Con tal motivo tuvo que prestar homenaje a Don Martín el Humano el alcaide Martín Martínez de Solchaga.
La Reina Doña Blanca mandó al recibidor en 1430 restituir de la pecha 63 libras a los de este pueblo por los gastos que hicieron en la reparación del castillo. Por entonces era alcaide del mismo mosén Gracián de Agramont, que percibía las rentas sin descuento, por merced real. En 1438 se nombró en su lugar a Sancho de San Lux, escudero de honor, al cual sustituyó hacia 1445 Juan Martínez de Artieda. Poco tiempo duró el tal Juan porque en 1446 recayó el alcaldío en Diego de Yarnoz. en 1447 el Príncipe de Viana hizo donación del señorío de Santacara y su castillo a favor de Don Juan de Beaumont. 1457 es el año de alcaldío de Yénego o Íñigo de Berberana
En tiempo de Juan de Labrit, al reavivarse las discordias civiles promovidas por el conde de Lerín, llegaron sus ecos hasta Santacara. En 1494 los vecinos de la villa, agramonteses en su mayoría, se fortificaron en la torre de la iglesia y causaron daños considerables a la guarnición beaumontesa del castillo. El propio conde se vio precisado en acudir al socorro de su gente, ayudado, como no, por huestes castellanas. Como es de suponer, eran numerosas las quejas de los habitantes contra Gracián de Beaumont, titular del señorío. Tras la conquista de Navarra por Fernando el Católico se mandó derribar el castillo, indemnizando a Gracián de Beaumont, a la sazón justicia de Pamplona, con 1000 libras.Sin embargo, todavía en 1536 seguía cobrando derechos de castillaje la viuda de Menaut de Beaumont, Dª Graciana Díaz de Armendáriz, a los pastores y almadieros. (Fuente: Archivo del Patrimonio Inmaterial de Navarra)

El Castillo y algo de Historia: 
Como hemos visto en la anterior relación de alcaides, ya existe evidencia del castillo en el S.XI. Por aquel entonces sus torres se remataban con un sencillo almenado sin voladizo.
Es en el S.XIV cuando se le añaden torres ladroneras y buhardas, pequeños salientes a manera de matacanes y las torres son rematadas por piezas piramidales llamadas dientes o albardillas, colocadas sobre una almena que es lo que hoy se puede observar en la derruida torre.
También se conserva una buharda y la puerta de acceso a la torre. La torre tiene aproximadamente unos 30 metros de altura lo que permite hacerse una idea de las dimensiones del castillo y de su alto valor estratégico debido a su situación en lo alto del cerro. También conserva parte del foso que rodeaba la estructura.
Un estupendo ejemplo de arquitectura militar de la cual solamente nos ha llegado hasta nuestros días este "pequeño" pedazo de historia.
De muy fácil acceso desde el pueblo, se llega por un camino de piedra suelta hasta unas escaleras que nos conducen a lo alto de dicho cerro.
 Os dejo con algunas imágenes de esta ruina merecedora de nuestra visita y de conocer su historia.






Agradeciendo siempre vuestra visita y vuestros comentarios,
un enorme saludo!!!!

2 comentarios:

Asier dijo...

me gusta mucho este castillo,pena que este derruido.
un saludo de un navarro.

Oscar Guindano dijo...

Pues sí, es una verdadera pena que no mantengamos más que resquicios de lo que fue nuestra historia.
Gracias por tu visita y comentario, Asier!